Se habla mucho acerca del avance arrollador de la inteligencia artificial y de los riesgos asociados a su uso indiscriminado, en especial cuando carece de regulaciones.
En paralelo, es sabido que estas tecnologías traen consigo una serie de encantos que trascienden la posibilidad de crear imágenes con simples instrucciones o generar resúmenes en un abrir y cerrar de ojos.
El sector de la salud es uno de los que ya toman provecho de los desarrollos con IA, con beneficios que se perfilan como prometedores.